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No use crying over some techno
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martes, 29 de marzo de 2011

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Es una sensación extraña borrar de la agenda el número de un muerto. La he recordado estando descalzo en el baño, y a continuación mi mente ha volado allá donde el viento azotando mi cuerpo, congelaba hace escasas semanas mis pies guarecidos entre gruesos pliegues de calcetines de montaña. Estúpidos lugares comunes en los que solíamos gritar.
Y como impulsos eléctricos por las falanges de los dedos, o algún tipo de tortura cruel y dolorosa de principios del siglo veinte, el frío también paralizaba mis manos desprotegidas, aquellas que sujetaban un abrigo que no íbamos a permitir que saliera en las fotos. Pero con esto no quiero decir que la muerte de un conocido sea el frío adormeciendo tu cuerpo o el viento despeinando el cabello. Es, sin embargo, una lona hecha jirones a merced de una silenciosa brisa.
Y entonces la foto, tu cara de póquer. La misma -jurarías- que la de aquella noche cuando esa persona, toda incisivos resplandecientes y dulzón aroma a colonia, te invitó a dormir en su casa. Y tú rechazaste. Y ahora está muerto. Y ¿Está seguro que desea borrar la información de este contacto?. Aceptar.

5 comentarios:

  1. Sí, yo también sé lo que es borrar el nombre de una persona fallecida de la agenda. Ve a un tobogán grande y tírate, siempre terminas con tantas heridas que por un momento dejas de pensar en el número de teléfono de esa persona y la urgencia de borrarla.

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  2. Todo fluye -como el viento- y ha de pasar. A veces es mejor olvidar. (En cambio, me encanta saber que puedo leerte otra vez) Tradúcetelo tú al catalán :P

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  3. "Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido"

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  4. No sé por qué no había leído esto. Es buenísimo.

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