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No use crying over some techno
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viernes, 4 de marzo de 2011


A veces tememos a la oscuridad. A que los cirios de llama titilante con un leve soplo de aire se apaguen y nos dejen sumidos en la penumbra que tanto terror nos provoca. Aquélla que aprendimos a temer ya en la infancia y también sacude la calma de no pocos hombres sensatos.


Pero si algo debería preocuparnos, no habría de ser que una fría brisa de mediados de marzo extinga la débil llama que sustenta nuestra seguridad, sino más bien al contrario. Que de la nada y en la quietud de la alcoba, aparezca ante los ojos una luz de origen siniestro, y llama fría. De alumbramiento efectivo pero penoso, como fabricada por alguien poco entrenado en el arte de la imitación pero que ha hecho lo posible por darnos una falsa tranquilidad. Alguien de quien más cabría desconfiar precisamente por ese motivo. Más que alguien, me atrevería a decir que un algo, pues un ente personal y humano no ejerce sobre nosotros el temor que suscita lo desconocido e intangible. Y es que lo que más debería preocuparnos no es quedarse a oscuras, sino que la oscuridad haya aprendido a hacerse ver.




· Xutar-se Poe en vena té com a resultat mogudes decimonòniques i enrogidores com la present

2 comentarios:

  1. Señor, pensaba que se había usted borrado el blog.
    Tiene una cosa en el mail que espero le guste.

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  2. PD: Me ha gustado mucho el texto. Y me gusta mucho Poe. Y me has hecho pensar que me da miedo y ahogo cuando tengo los ojos abiertos y lo veo todo negro, como si los tuviese cerrados o no estuviese en ningún sitio.

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