A finales de la década de los setenta Barcelona era un espejismo de avenidas y callejones donde uno podía viajar treinta o cuarenta años hacia el pasado con sólo cruzar el umbral de una portería o un café. El tiempo y la memoria, historia y ficción, se fundían en aquella ciudad hechicera como acuarelas en la lluvia. Fue allí, al eco de calles que ya no existen, donde catedrales y edificios fugados de fábulas tramaron el decorado de esta historia.
Marina - Carlos Ruiz Zafón
Pasarán los años, podré haber leído espesos y sesudos tratados, vetustos e ininteligibles mamotretos o sencillamente absurdos formatos de neoliteratura y tú, maldito hijo de puta, seguirás siendo aquel quien escribió Marina. Me debes un par de noches en blanco.
Me gusta.. un libro que tengo q leer..
ResponderEliminarme ha gustado 'el día de las medusas', lo voy a seguir..
puedes encenderte todo lo que quieras jaja
:)
Amor absoluto a Marina y a tu entrada
ResponderEliminarDe Marina: Sólo recordamos lo que nunca sucedió.
ResponderEliminarComo todas las novelas de Transición (Marina, LMO, Tokio Blues...) su poder, desde mi punto de vista, no radica tanto en lo que cuentan, sino en lo que evocan. Loq ue sentíamos al leerla, y la atracción firme de esas palabras. Pienso en ellas como obras de ausencias, botes salvavidas cuando todo se pone de color agua turbulenta.
No sé. Yo lo veo así. Estoy un poco ñoña.