·
No use crying over some techno
·










·

miércoles, 10 de febrero de 2010

De gatos y sinsentidos

Al grito de Fede tampoco reaccionó. Tampoco hubo suerte probando con Neko, Tana o Vodevil. Grité todos los nombres que mi memoria almacenaba para gatos de pelaje pardo corto y duro.

Todos los nombres que alguna vez leí al final de un anuncio de “Se ha perdido gato, responde al nombre de (...)”. Esos nombres que se guardan en algún lugar de mi cerebro cada vez que paso ante uno de esos carteles, como si los gatos no tuvieran el instinto natural de morir lejos de su hogar.

Cuando agoté todas las posibilidades que ofrecía mi memoria para felinos de las características antes citadas, las exhortaciones violentas con apelativos genéricos se sucedieron en mi boca por orden decreciente de cariño y respeto hacia el estúpido animal: “Gato, ¡cuidado!”, “¡Serás bicho! ¡el coche!”, “¡Corre más, idiota, que te atropella!”

Así que por suerte o por desgracia, los sesos esparcidos por el asfalto no eran de ningún viejo conocido. Quizá de aquí una semana aparezca un cartel en la sala de espera de un veterinario con su nombre. Entonces podré llamar con orgullo al número de teléfono para decir que he encontrado al gato y que lo tengo en casa.


1 comentario: