Cedés polvorientos, algunos sin nombre, son sólo anécdotas, o accidentes geográficos en forma de circunferencia. Carreteras de montaña con curvas y grata compañía. Se sabe que pueden vivir compartiendo espacio con otros tantos en una sola caja, en la guantera del coche o desparramados por el suelo.
Sus canciones pueden no decir nada o contar la historia de mi vida. Porque "La tormenta de arena" de Dorian habla de viajes de regreso de Castellón cantando a voz en grito. O "I wanna go surfing" de The Drums, cuenta la historia de cursos de agua con rápidas corrientes que excavan el paisaje y forman acantilados por los que discurren carreteras.
Y eso es lo que he recordado esta noche escuchando alguno de esos viejos conocidos, eso es lo que ha azotado mi mente esta madrugada. Y mañana será cualquier otra cosa la que llegue hasta mis oídos. Mañana quizá será "Crash Tactics" de 65daysostatic, que en el fondo no es más que una bonita canción sobre un abrazo de despedida, por ejemplo.
:)
ResponderEliminarQué cosas hace la música, a veces. Me encanta que lo escribas y cómo lo has escrito. Sigo queriendo que me grabes un CD!
:)
ResponderEliminarTodas esas canciones que dicen más de nosotros mismos que lo que nosotros somos capaces de decir.
ResponderEliminarhttp://open.spotify.com/track/6DXFVsLcEvOTSrkG9G1Cb1
-m'encanta The xx, les seves lletres i el que has escrit.
Es bonito cómo la música puede llegar a conmovernos de ese modo, ¿eh?
ResponderEliminarSe me ha ocurrido mientras leía tu texto que sería bonito despertarse y que una canción sonase de fondo. Yo pondría la discografía de Quique González en repeat toda la noche... Lo malo es que vendría alguien y -lógicamente- lo apagaría. Vaya fastidio :(