Búscate un momento de intensidad, se pierden rápido, con suerte lo tendrás un momento a la vista en el regazo, desaparecerá y proclamarás en adelante, que por un momento intenso fuiste. Como un trago de vino. O como una vela (que se apaga), y en el caso de la vela me sirve la comparación para expresar que te quedaste prendado de la llama, que no trascendió de ninguna manera, más bien se extinguió dejando olor a quemado, y te concentras en la imagen informe que dejó la luz impresa en tu retina (la que todavía ves si cierras los ojos recortada contra la pared posterior de tus párpados, crees). Todo esto sin pensar, que puede ser la cera caliente la que dé más juego, creando formas sobre tu piel, al caer, quemándote el vello del antebrazo, arrancándote un escalofrío con forma de torrente de cera espalda abajo.
Y por si surge alguna duda no estoy tratando de contar entre líneas una puta historia de amor.
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